1) El
aire frío es menos húmedo que el cálido, y se lleva más humedad de tus labios
de la que deja.
2) Mientras
que tu piel tiene glándulas sebáceas que la mantienen que la mantienen
lubricada y protegida, los labios no cuentan con tantas de esas glándulas.
3) Cuando
tus labios se empiezan a secar, tu reacción es tratar de humedecerlos con la
lengua, y cuando la saliva se evapora terminan por secarse (aún más).
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