Liam
Derbyshire, de Reino Unido, padece de una extraña enfermedad llamada síndrome
de hipoventilación central congénita. Fue diagnosticado apenas nació y se le
pronosticó solo seis semanas de vida. Sin embargo contra todos los augurios pronto
cumplirá 18 años.
El
joven adolescente británico es uno de los 1.500 casos que se conocen en el
mundo. Sus padres Kim y Peter saben que si se queda dormido espontáneamente,
podría morir en pocos minutos. Es un fallo congénito por el cual el sistema
nervioso central ordena al organismo que si se queda dormido, deje de respirar.
Liam
solo puede dormir conectado a máquina que le ayude a respirar. "Sin eso,
no estaría vivo".
Su
cama es un laberinto de cables conectados entre sí y a su cuerpo. Tiene un
sensor que detecta sus espasmos y activa el ventilador cada vez que lo
requiere. Siempre debe haber alguien que lo vigile mientras duerme, por si algo
puede fallar más allá de los dispositivos que lo cuidan.
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