Cuando Salvador Dalí murió, le dejó toda su fortuna y los derechos de su
obra al estado español.
Pero una mujer (Pilar Abel) afirma ser su hija, y lleva años con una
demanda para que la reconozcan.
Una muestra del ADN de Dalí es necesaria para comprobarlo, así que un juez
ordenó exhumar sus restos para conseguirla.
Si el resultado es negativo, el estado español seguirá siendo dueño de la
herencia y los derechos de Dalí.
Si el resultado es positivo, Pilar tendría derecho a 2/3 de la herencia, a
los derechos de autor y a llevar su apellido.
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