lunes, 13 de marzo de 2017

Mitos y verdades sobre el agua en la alimentación




Para el buen funcionamiento de nuestro organismo se necesita de un correcto equilibrio entre el agua que ingresa y la que egresa de él cada día. Y si tenemos en cuenta que más del 65% del cuerpo humano es agua, está claro que la hidratación es el primer eslabón de una buena nutrición.
Sin embargo, hay muchas creencias respecto a la importancia del agua en nuestra dieta que se han convertido en mitos. Términos mencionados que nos han puesto en cuestionamiento con base al agua en nuestra nutrición, enseguida te mencionaremos algunos puntos relacionados ah este tema:



El agua es considerado como un nutriente

Verdadero: si bien el agua no aporta energía, interviene en todas las funciones vitales del organismo humano: respiración, transpiración, fecundación, circulación, excreción. De hecho, los seres humanos somos muy sensibles a cualquier pérdida de líquido, por pequeña que sea: la pérdida de un 2% del peso corporal en forma de agua puede disminuir hasta en un 20% la capacidad de rendimiento físico. 

Mientras más agua tomemos por día, mejor?

Mito: si bien la Organización Mundial de la Salud recomienda beber entre 2 y 3 litros por día, las necesidades de líquido dependen de diferentes factores, como la edad, el estado fisiológico, la cantidad de ejercicio físico que se realiza, las condiciones climáticas y la dieta. Tomar poca agua o hacerlo en exceso pueden dañar el organismo.

Debemos tomar agua cuando tenemos sed

Mito: cuando sentimos sed o tenemos la boca seca ya estamos deshidratados. Otro signo importante es el color de la orina, que normalmente es incolora o ligeramente amarilla, pero cuando se vuelve oscura indica que cuerpo se está deshidratando. Debemos tomar agua en cada momento del día y no esperar a tener sed para hacerlo.

Beber líquidos calientes ayuda a bajar de peso


Verdadero: consumir líquidos calientes previos a una comida principal contribuye a reducir el apetito porque provoca mayor distensión del estómago. Esto produce mayor saciedad, lo que permite realizar luego una comida más reducida de lo habitual. Sin embargo, esto es sólo un punto para tener en cuenta dentro de los preceptos de una alimentación adecuada y saludable, necesarias para poder bajar de peso.
KEVIN VÁZQUEZ 

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