Usa un vaso que llenarás con agua caliente. Deja reposar durante uno o dos minutos, para que el interior del vaso se caliente. Luego, después de quitar el agua del vaso, colocas el vaso sobre la mantequilla. Al revés. Debido a que el vaso está tibio, el aire alrededor de la mantequilla también se calentará y eso hará que la mantequilla se ablande. ¡Sin que se convierta en líquida! Después de unos dos minutos, tu mantequilla estará lista para hornear y podrás crear los pasteles más deliciosos.
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