En todo el cuerpo tenemos receptores para percibir nuestro entorno.
Uno de ellos, el TRPV1, se encarga de avisar cuando algo está muy caliente
(entre otras cosas).
Éste receptor es mucho más sensible en ojos, nariz y boca (donde la piel es
más delgada).
La Capsaicina, el componente picante del chile activa ese mismo receptor y
manda una señal al cerebro, que él interpreta como un aumento excesivo de
temperatura.
Resultado: sudor, lágrimas y calor… mucho calor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario