A inicios del Siglo XX, Thomas Alva Edison tenía el monopolio de la mayoría
de patentes necesarias para producir y proyectar películas. Edison se la pasaba
demandando a los productores de cine de Nueva York y Nueva Jersey por usar sus
patentes.
Hartos de su control, los productores buscaron alejarse (literalmente) lo
más posible del poder de Edison, y lo más lejos que encontraron fue Los
Ángeles, California.
Sin agentes de Edison parando filmaciones a cada rato y un buen clima la
mayor parte del año, la industria cinematográfica floreció, y así nació
Hollywood.
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