Es uno de los platillos más populares de México desde la época prehispánica,
era una ofrenda servida en una ceremonia que se hacía en honor a XipeTótec
(Dios de la Primavera).
Para hacer éste platillo se sacrificaba a un guerrero que hubiera perdido
en una batalla contra los mexicas. Después era desollado y desmembrado para ser
cocido en un caldo de maíz.
El muslo derecho siempre iba al palacio del Tlatoani (gobernante), ya que
era la mejor parte.
El muslo izquierdo y ambos brazos eran para el guerrero que lo había
capturado en batalla.
Cuando llegaron los españoles prohibieron el consumo de carne humana y se
cambió por carne de cerdo y así nació el pozole como lo conocemos.
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