Cuando regañas a tu perro por algún destrozo que hizo solemos creer que su
carita de “regañado” es porque se siente culpable y entiende cuál fue su error.
Pero en realidad, su memoria no funciona como la nuestra: No relaciona que
lo estás regañando por algo que ya pasó. No está “arrepentido”, solo nota que
estás molesto y quiere que te calmes.
Entonces, ¿cuándo hay que regañar a un perro? La solución está en el
timing.
Si lo regañas justo cuando está haciendo algo, entenderá que está mal. Pero
si ya lo hizo, ahórrate el regaño, sólo lo vas a confundir (aún más).
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