Mientras dormimos, nuestras neuronas siguen mandando órdenes al cuerpo como
si estuviéramos despiertos.
Para no reaccionar a ellas durante el sueño, el cerebro nos “paraliza”
apagando los músculos voluntarios.
El problema es que, en algunas ocasiones se le olvida apagarlos. Cuando
esto pasa, nuestro cuerpo solo queda parcialmente paralizado… por eso pateamos,
nos sacudimos, y sí: hablamos.
Todos hablamos dormidos en algún momento, y es más probable que ocurra en
ciertas circunstancias:
- Bajo estrés.
- En depresión.
- Falta de sueño.
- Exceso de alcohol.
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