Ésta costumbre se usaba
en la “fiebre del oro” (S. XIX) en tiempos donde era muy fácil confundir la
pirita con el oro.
Y una forma rápida de
distinguirlos era mordiendo el metal.
Según la escala de Mohs,
los dientes son más duros que el oro, pero más suaves que la pirita.
Si tus dientes marcaban
la piedra, habías encontrado valioso oro, y si no, el oro de los tontos.
La mala noticia: las
medallas olímpicas ya no son lo que eran…
- 1.34% oro.
- 98.6% plata.
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