El humano es de los pocos seres que tienen este “blanco” visible en los
ojos, y no es casualidad.
Para varios teóricos, nuestra esclera (lo blanco del ojo) es producto de
una ventaja evolutiva.
En algún momento, uno de nuestros ancestros experimentó una mutación que
hizo la esclera de su ojo más visible.
Esta mutación resultó ser de mucha ayuda para un animal que depende tanto
de la cooperación social.
Gracias a éste exceso de blanco, los ojos se volvieron más expresivos, y
poco a poco fuimos capaces de decir mucho solo con la mirada.
Así, el blanco de los ojos se convirtió en un “upgrade” de la comunicación
no verbal que nuestros ancestros aprovecharon y terminaron por heredarnos.
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