Pedro Linares era un artesano del
papel maché que trabajaba en un mercado del centro de la Ciudad de México.
No
tenía mucho dinero, así que cuando un día se enfermó de fiebre, las cosas no
pintaban nada bien.
Fue tan grave que alucinó que caminaba
por un bosque… en el que los árboles, montañas y nubes se convertían en
monstruos multicolores y le gritaban: ¡Alebrije! ¡Alebrije!
Por suerte, Pedro se recuperó. Pero en
su cabeza sólo había una cosa: ¡Alebrijes!
Corrió a su taller y se puso a hacer
figuras de lo que había visto en su sueño.
Y la gente empezó a comprarlos… hasta
Frida Kahlo y Diego Rivera hicieron pedidos especiales.
Con el tiempo, la pesadilla de Pedro
conquistó al país, y se convirtió en un nuevo ícono mexicano.
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