Miguel Ángel Lureña redactó un texto donde relató que cuando era pequeño su
madre siempre le decía que no debía de beber zumo después de haber tomado leche
porque le podía sentar mal.
Aunque mucha gente tiene la creencia de que la leche se
corta con el ácido, es una idea equivocada. Debes tener en cuenta que en el
estómago tenemos un ácido mucho más fuerte que el zumo de naranja y que el zumo
de limón: se trata de ácido clorhídrico.
Por otra parte, hay infinidad de productos lácteos y de recetas gastronómicas que se elaboran aprovechando este fenómeno. Así se hacen muchos tipos de queso, que se elabora con leche y zumo de limón.
Por esta razón no hay ningún problema al ingerir un
cítrico y después una bebida láctea.
Fuente: Comer o no comer.
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