El proceso que nos permite crear memorias a largo plazo permanece “apagado”
mientras dormimos, y se activa solo hasta que despertamos. Esa es la razón por
la que no solemos recordar lo que soñamos.
Sin embargo, cuando pasamos bruscamente de estar soñando a despertar, ambos
estados se alcanzan a empalmar y logras recordar lo último que estabas soñando.
Por eso según expertos, si quieres recordar más tus sueños lo mejor es no
abrir los ojos ni moverte justo después de despertarte.
De esta forma, tardas más en estar completamente alerta y es más probable
que ambos estados se empalmen.
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